jueves, 25 de febrero de 2010

-¿Como quedasteis al final?

-Fue genial hemos quedado para 'quedar' este fin de semana.

-¿Pero en que habéis quedado?

-En que ya quedaríamos.

-¿Te das cuenta que estás como al principio?

-En absoluto, ahora solo me falta una cita para concertar una cita, antes no tenía ni eso.

-Si, pero no te has citado todavía ..... Por cierto ¿no es esa chica la que se está morreando con esa otra delante de ese bar?

-Qué casualidad. Cuando quedemos después de haber quedado le pediré explicaciones......

domingo, 21 de febrero de 2010


Tanta espera en la negrura del bosque



Tiene su premio, pronto aparece la víctima propicia e indefensa
Un incauto que se adentra en el silencio ....
Pero aquí en el bosque encantado las cosas no suelen suceder como debieran ......
















Ahora es fácil comprender porque hay tantos árboles en el bosque encantado

jueves, 18 de febrero de 2010

Eché un vistazo a la fotografía y se me desencajó la mandíbula. Esta hermosa mujer se estaba quedando conmigo. Quizás la habían enviado de un estúpido programa televisivo y portaba entre su ropa una cámara oculta o era una fulana a la que le habían pagado unos euros para hundirme más en mi fracasado trabajo de detective privado, decido dejar de beber ese wishky barato del supermercado de la esquina.

- Un momento, señorita Pino ¿ Qué broma es esta?

- ¿ A qué broma se refiere, usted? - más que hablar escupía las palabras con desprecio casi sin abrir la boca.

- A que esto es una fotografía de Brad Pitt, el actor de cine. Y dice usted que es su mujer y quiere saber si lo van a despedir con motivo de la crisis.

- No tengo ni idea de quién es Brad Pitt, pero este es mi marido Bernardo Pino, un domingo por la tarde viendo el fútbol.

- ¿ Cómo no va a tener ni idea de quién es Brad Pitt?

- No veo la televisión.

De repente se me secó la garganta. Abrí el primer cajón del escritorio de madera oscura y saqué el wishky especial contra alucinaciones. Ella arrugó su nariz como si le hubiera pasado un limón exprimido por la cara.


- ¿ No irá a echar un trago de eso, verdad?.

- Oh, no, claro que no, solo lo quería para desinfectar una herida.

Creo que no entendió mi pequeña broma. La mirada de aquella mujer me atravesó el cerebro de punta a punta, sentí un escalofrío que me devolvió a mi estado habitual de semi-gilipollas.

- Vayamos al grano, señor Clip. Hábleme de sus honorarios.

- Mis honorarios... buen tema de conversación. Ahí va:

  • Cincuenta euros al día más gastos, principalmente alcohol, gasolina y tabaco.

- Mientras trabaje para mí nada de alcohol y tabaco...

- Si trabajo para usted, cosa que dudo, haré las cosas a mi modo o no las haré ¿ Está claro?.

- Tiene usted unos modales detestables.

- Pero una barba de tres dias y un hoyuelo irresistible en la barbilla ¿ No ?.

Se giró rapidamente, esta vez avanzó unos pasos en dirección hacia la salida y marcharse, pero en el último momento se dió media vuelta.
Sus ojos azules pálidos estaban acuosos, los tirabuzones rubios desordenados graciosamente sobre su rostro, su silueta destacaba enfundada en unas medias negras dentro de una ceñida falda negra con su raja lateral hacia sus entrañas y una blusa blanca, que dejaba entreveer entre dos botones estrategicamente desabrochados unos pechos redondos en medio de los cuales navegaba un collar de perlas anacaradas al ritmo de sus armónicos movimientos, pendientes de aro grandes y unos tacones negros de 15 cm, mientras hablaba balanceaba nerviosamente un bolso negro y beige de una marca con letras doradas CH.

Al mirarla de nuevo, me alegré que no abandonara el local.

- Estoy tan, tan cansada. Le ruego que acepte el caso. ¡Hágalo por mi!
No puedo vivir con estas dudas, le estaré muy agradecida si me ayuda, me siento muy, pero que muy sola.
Aquí tiene mi móvil y mi dirección. Llámeme en cuanto sepa algo. Le eché un vistazo a la nota que me alargó y me sorprendió un poco que estuviera ubicada en Pedralbes el barrio residencial más lujoso de todo Barcelona.

- Bueno para empezar deme la dirección donde trabaja su marido

Me alargó un papel doblado cuidadosamente y salió lentamente del desvencijado despacho, me quedé con la imagen de sus caderas apretadas en un culo perfecto, la hermosa espalda marcada por aquella dichosa falda tubo con la raja infinita que me dejó apreciar sus muslos contorneados enfundados en aquellas medias negras, al salir se movió despacio sin girarse dejando que me fundiera con aquellas caderas, me estaba provocando, metí la botella en la boca y deje que aquel líquido ardiente quemara mi garganta y aplacara de momento mis bajos instintos, me estaba obsesionando con aquella fulana de alto nivel.

Ordené mis ideas, primero tenía que contactar con los enlaces sindicales de su empresa para ver si aquel hombre de prodigioso parecido a Brad Pitt, lo iban a despedir, el no decía nada en casa y la hermosa mujer quería saber si podía mantener su alto nivel de vida.
Al día siguiente, enseguida descubrí el puesto de trabajo de los dos enlaces sindicales, los únicos ordenadores sin usuarios, con unos solitarios a medio hacer unos Postips grasientos pegados en la pantalla que indicaban que hoy no irían a trabajar:

'Hoy estamos en la manifestación ecologista en favor de los mosquitos tigre.

Hasta mañana'

Busqué en un diario donde se realizaba dicha manifestación, 7 personas portaban una destartalada pancarta llena de faltas de ortografía. Los sindicalistas estaban en un bar tomando un bocadillo de tortilla, después de llamarme cerdo insolidario por interrumpirles el desayuno y trás aceptar un billete de 50€ cada uno para hablar, me enteré de la verdad.

- jajaja Bernardo Pino, ese tio que se parece a Brad Pitt, hace meses que lo han despedido, el caso es que por no atrever a decirselo a su mujer, que por cierto está buenísima, se largó del país esta mañana.

Me alegré, este trabajo a veces tiene golpes de suerte, llamé a la señorita Pino y quedamos a las 9 de la noche, para desvelarle el resultado de mis pesquisas, primero me premié con un nuevo lingotazo de aquella bebida infame, luego me dí un buen baño, casi no recordaba esta agradable sensación, me afeité cuidadosamente y caminé lentamente hacia aquella dirección en el barrio de Pedralbes.

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